EL CIPRÉS DE SILOS
Fuente de inspiración literaria en el claustro
El afamado ciprés fue
plantado en el claustro monástico de Silos en 1882 y hoy día presume de tener versos y endechas a centenares. En unos casos, registrados en los libros de visitas o de huéspedes del propio monasterio y en otros, dispersos por libros y publicaciones.
La mayor gloria le vino al ciprés gracias al
soneto que en
1924 le dedicó, in situ,
Gerardo Diego. Pero no fue este autor el único. En la nómina de poetas que han pasado por el monasterio y le han dejado al árbol sus requiebros figuran nombres tan sonados como
Miguel de Unamuno, Rafael Alberti, Manuel Machado y otros muchos.
Entre los halagos que le han dedicado aparecen algunos como éstos:
galán de noche, chorro de nostalgias, paraíso del jilguero, antena de músicas remotas, esmeralda de cónica silueta, oración vegetal, arrobo monacal en canto llano, soberano ciprés de los cipreses.
EL CIPRÉS DE SILOS
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Gerardo Diego, 1924
(pinche en las fotos para verlas a tamaño ampliado)